sábado, 23 de octubre de 2010

Tarde del 23 de Octubre.

El día después de miúltima actualización, dejé a Leo y a Julio. No se lo han tomado mal, es más, me apoyan. Les conté mi situación, y  se lo toamron muy bien, me ayudan, están a mi lado.
Aunque bueno, cuando se lo conté a Leo, se medio enfadó, no sé por qué. Supongo que... no sé, él me ha visto realmente mal por Hubert, y creo que piensa que voy a volver a estarlo. Pero nada más lejos de la realidad. Es decir, estoy mal, bueno, no estoy bien, estoy... no sé, pero mal del todo no. Es decir, quiero a Hubert, y mucho mucho, pero es algo a lo que me he acostumbrado, y por lo tanto lo llevo con toda la normalidad posible. Cuando estoy con mis amigos me comporto bien, no voy llorando de esquina en esquina. Me divierto, y me río. Digamos que la proseción va por dentro, como diría Leo. Sólo lloro cuando estoy a solas en casa, o en la calle, no sé. Solo.

Como hoy, en el parque. Puse el MP3 y me salió aleatoriamente Ludovico Einaudi. ¡Maldita sea! ¡Maldito pianista! Le gustaba mucho a Hubert, y bueno, me puse algo sentimental.
Pero bueno, quitando eso, la situación está perfectamente controlada.

Hoy estoy de mal humor. No me gustaría parecer un obseso sexual, pero... ¡es que me he dado cuenta de que cuando no tengo sexo, estoy de peor humor! No lo entiendo, tan sólo llevo... ¿3, 4 días sin mantener relaciones sexuales? Además, tampoco ha sido muy buen día el de hoy. Me he despertado con toda la nariz congestionada. Gran acierto el mío de hacerme piercings en la anriz cuando entra el otoño. Además, me duele el labio. Me siento como una verdadera madre cubana de telenovela, de esas pechugonas y con muchos labios y vestido de flores. Tengo la sensación de que me va a explotar el labio. No ha sido buena idea hacerme el piercing, y a las dos horas dilatarlo. ¡Tengo un agujero enorme!

Y bueno, juntando todo eso, mas un dolor de cabeza sólo equiparable al de una resaca después de dos noches bebiendo, me desperté. Sentía mi cabeza como si tuviese un tamaño el triple de grande. Y claro, eso también me puso de mal humor. Mis ridículos amagos de estornudo, por miedo a estornudar y que un piercing se me cayese y tuviese que volver a metérmelo y tal y tal, también hacía que mi humor fuese en declive más y más.

Después de trabajar y de ir a clase, fuí al rio. ¡¡¡¡Menuda maldita mierrrrrrda!!!!
Al volver, perdí el metro. Marjory se entretuvo con su novio, o lo que sea. No le reprocho nada, si yo tuviese una relación tan bonita también perdería un poco la noción del tiempo. No me enfadé, pero ella sí se sintió algo culpable.
Volví andando del centro a mi casa, y por el camino conocí a un grupo de personas que me invitaron a salir con ellos. Acepté. Todos muy simpáticos, bailamos mucho, y genial todo. Eso amenizó algo mi noche, la verdad. A las siete llegué a mi casa, con una sensación de hinchazón en toda mi cabeza, deseando llegar a casa. Mis pirecings, me agoviaban, me agoviaba todo. Pero bueno, ahora estoy en casa, con un clínex metido en la fosa nasal en la que llevo el piercing, porque esa es otra, tampoco puedo sonarme los mocos.

Estoy de mal humor, y me duele la cabeza. Así que me despido. Ale, bon día..

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